Navegando por el mar

por Belid

Érase una vez un niño de ocho años llamado Julio, que estaba navegando por el mar buscando un tesoro. Resulta que ese tesoro estaba en la isla llamada la Isla de los Piratas. Ese día pensó que tenía que conseguir el botín. Llamó a Daniel, Ana, Diego y Marta, que cogiesen el mapa y le dijesen por donde iban.

Diego respondió: –«Por la mitad».

–«Muy bien», aceptó Julio, «que alguien coja el timón y en marcha».

A la mañana siguiente estaban todos levantados y sentían un balanceo.

Entonces pidió Daniel a Marta: –«Ve a ver qué pasa».

Cuando empezó a gritar: –«¡peces, peces!», todos fueron a mirar.

Ana preguntó: –«¿Qué pasa?»

Y Marta: –«Mira todos los peces que hay!»

Entonces dijo Julio: –«Todos a coger las redes, que vamos a pescar». Ese día cogieron treinta peces, y por la noche comieron pescado hasta hartarse.

A la mañana siguiente, estábamos buscando una isla donde poder comer. Cuando vimos tierra, giramos el timón. Tiramos ancla y nos bajamos todos del barco. Era una isla un poco pequeña, pero había mucha comida y pocas personas. Nos adentramos en el bosque en busca de comida.

Entonces Diego dijo: –«¡Mirad!, ¡mirad a esos niños perdidos! Vamos allí».

Julio saludó a los niños: –«¡Hola!, ¿qué os pasa, estáis perdidos?»

El niño y la niña respondieron que no, es que sus padres se habían muerto ayer porque hubo una guerra.

Marta les preguntó sus nombres.

–«Sergio», dijo el niño.

–«Alicia», dijo la niña.

Entonces habló Ana: –«Vamos, que se nos hace tarde para ir a la isla de los piratas».

–«¿Habéis dicho la isla de los piratas?» –preguntó Alicia.

–«Sí», respondió Daniel.

–«Nosotros sabemos dónde está esa isla», dijo Sergio.

–«¿Nos podéis llevar?», pidió Julio.

Dijeron que sí.

–«¡Pues vamos!», animó Diego. Entonces subieron al barco para seguir su rumbo.

A la mañana siguiente se habían levantado cuando (Julio) Sergio dijo: «Ya hemos llegado».

Les dimos las gracias, fuimos allí y encontramos el tesoro.

Nota: Belid es uno de nuestros más jóvenes colaboradores.

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