despertar-oscuro-diegopor Diego Martínez

De un momento a otro se abalanzaría sobre mí… Lo veía venir… No podía reaccionar…

Me llamo Carls. No sé cómo ni por qué, pero hace un par de días aparecí solo y frío en medio de este bosque tenebroso. No recuerdo de donde vengo, ni de donde soy, no sé si tengo familia o estoy solo en este lugar. Nada más recobrar el sentido, me di cuenta de que aquel lugar era diferente; nunca había visto nada así -al menos eso creía recordar-, esos árboles eran distintos, parecían paredes que se estrechaban por momentos, pero eso no era nada, aquellos gruñidos, gruñidos de animales o criaturas, no lo sé, no recordaba haberlos oído nunca, eran aterradores; cada vez que los oía me paralizaba al pensar que esa cosa podía estar a mi lado o incluso detrás de mí. Los días pasaban muy despacio, y no encontraba ninguna pista que me hiciera recordar, pude sobrevivir con las pocas frutas que encontraba por el suelo tiradas cerca de aquellos árboles que no me inspiraban mucha confianza, el hambre y la sed no eran un problema comparadas con la noche en aquel lugar, al caer el sol viene la luna acompañada de ese frío intenso que recorría mi cuerpo durante las horas nocturnas y que no me dejaba dormir tranquilo.

Aquella noche fue extraña, sentía que había sido espiado por algo. Intenté salir de aquel bosque caminando; fue un error, porque cada paso que daba me adentraba en sus profundidades tenebrosas. Llegó el crepúsculo, de repente oí un fuerte estruendo y busqué de donde procedía. Lo único que pude ver fue a una criatura a cuatro patas, enorme y peluda, pasar justo a mi lado a una velocidad increíble. En pocos segundos la perdí de vista, cuando me quise dar cuenta habían empezado a caer unas pequeñas gotas y yo no tenía cobijo. Al arreciar la lluvia, al cabo de unos minutos y con la poca luz que me alumbraba el camino, conseguí encontrar un pequeño hueco en el tronco de un árbol lo suficientemente grande para entrar y sentarme hasta que calmase la tormenta.

Intenté dormir un poco pero algo me decía que estaba siendo observado, no sabía qué era pero traté de descansar. No sé cuanto tiempo pasó desde que cerré los ojos hasta que oí otra vez aquel extraño gruñido. Agudicé la mirada para enfocar aquella figura que me observaba en la oscuridad, pero solo logré diferenciar unos atormentadores ojos amarillentos llenos de rabia. No pude pegar ojo en esa noche, no sabia si aquella cosa seguía ahí observándome o si ya se había ido.

Por fin salió el sol y pude ver claramente que no había nada allí. Me tranquilicé bastante y decidí descansar un poco, estaba muerto, no había dormido en dos días…

Cuando abrí los ojos lo vi, enfrente de mí estaba aquella criatura de ojos amarillentos, tenía colmillos enormes y me miraba con rabia…

De un momento a otro se abalanzaría sobre mi… Lo veía venir… No podía reaccionar… Me caían lágrimas de los ojos, sabía que ese era mi fin.

En pocos segundos, vi a aquella criatura enorme y peluda encima de mí; el terror me paralizó…

No me acuerdo de haberme despertado después de aquel terrible encuentro con esa criatura.

Creo que acabó con mi vida en aquel mismo lugar.

Acabó con mi existencia sin poder recordar quién era y de dónde procedía.

Puede volver al índice de Lee Los Lunes nº 4 dando clic acá.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.