por Abir Belaiter

Había una chica llamada Paula que tenía trece años. En su instituto había un chico que se llamaba Marcos y que tenía quince, dos años mayor que ella. A Marcos le gustaba Paula y él a ella, pero ninguno de los dos quería decírselo al otro; Paula era muy tímida y le daba miedo acercarse a los chicos y decir alguna bobada que no les gustase. Por eso, en todos esos años solo le hablaba de sus sentimientos a su diario.

Un día, Marcos se le acercó y le saludó, pero Paula se quedó mirándole y ni abrió la boca.

Dos días después, Marcos le volvió a saludar y ella le devolvió el saludo, y Marcos por fin se alegró un poco. Entonces él se apuntó al club de teatro para estar junto a ella. No le gustaba el teatro, y además se aburría porque, aunque él era el prota, ella era la narradora; estaban demasiado lejos. Un día se le ocurrió una idea a Marcos: le pidió a la directora del teatro que pusiera a Paula como la prota de «La Bella Durmiente», y así fue.

Al final de la obra, Marcos tenía que besar a Paula. La besó y le dijo:

–Paula, me gustas.

Y juntos vivieron felices y comieron perdices.

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1 pensamiento sobre “Paula y Marcos

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