por Cassandra Zapata Flores

En un mundo mágico sucede esta historia.

Un día, en el mundo mágico, despertó Coco, el protagonista de nuestro cuento.

Y esta historia es un poco rara, ya que Coco, el perro, ¡¡puede hablar!!

Cuentan que cuentan que me contaron, que en un mundo mágico despertó Coco y no sabía dónde estaba, ya que estuvo nueve meses en coma por un accidente de coche. Encontró a un enfermero hablando por teléfono, diciendo:

–Hola, pregunto por Tania.

–Sí, soy yo, ¿qué quiere? –respondió la mujer.

El médico le puso al tanto de que Coco, el perro, había despertado y estaba muy alterado.

–Si quiere, puede venir a verle, pero tendrá que entrar con cuidado y sin hacer mucho ruido –respondió el médico.

Al día siguiente, Tania fue a ver a Coco. Cuando lo vio sintió mucha pena,al verlo tan pálido y débil.

–Hola, Coco, ¿me escuchas? –preguntó Tania.

–Sí, te puedo oír, me siento muy débil y no sé dónde estoy –le respondió el perro.

Tania le explicó lo que había pasado y por qué estaba allí.

–Tranquilo, mañana podrás salir de aquí –le aseguró.

Coco estaba demasiado contento, pero Tania le explicó que no debía ponerse así porque a lo mejor se podía complicar.

–Bueno, no pasa nada, yo tengo fe en que mañana podré salir de aquí –respondió muy seguro.

De repente, un gato entró en la habitación, y dijo:

–Yo te conozco bien.

–¡Mentira, tú no me conoces de nada! –exclamó el perro.

Pero el gato Chuchi no se enfadó, y le informó:

–Yo soy tu amigo desde pequeño, sino que has perdido la memoria y por eso no te acuerdas.

Pasaron tres meses desde la recuperación de Coco. Un día, él y Chuchi estaban volviendo del parque y se encontraron un huevo muy raro y una puerta vieja. Se quedaron un rato mirándolos, y entonces la puerta hizo un ruido extraño y empezaron a salir como chispas. Decidieron llevárselo a investigar. Pasaron dos horas y averiguaron que eran objetos mágicos, así que decidieron hacer el bien con ellos. Se pusieron un nombre: desde entonces serían los Chiquianimales.

Pasó el tiempo, y un buen día tanto el huevo como la puerta esteban haciendo un ruido raro. Tras dudar un ratito, se atrevieron a atravesar la puerta. Después de un rato salieron y exclamaron:

–Pero, ¿¡dónde estamos!? ¿Alguien nos oye? –gritaron. Estaban en el espacio, ya que se habían escapado sin querer. Intentaron salir igual que entraron, pero fue inútil. Chuchi, preocupado, comentó:

–Nunca saldremos de aquí.

Así parecía, pero entonces apareció otro ser, Tommy, un delfín. Los primeros minutos se asustaron mucho, ya que no le conocían, pero Tommy les echó una mano, y consiguieron salir del espacio en una nave que tenía.

¡Seremos grandes amigos los tres en nuestra casa, para hacer y pasar grandes aventuras!

Y se acabó el cuento y se lo llevó el viento y se fue por el mar adentro.

Nota: la más joven que participa en el taller; cuando escribió este cuento contaba con 10 años.

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