Test-drivers. Una nueva esperanza (2da parte)

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por Ricardo Barral Torres

Nota: La primera parte de la novela se publicó en Lee Los Lunes nº 02 y en la Web del taller; pueden encontrar tanto esas partes como toda la novela corta en la misma.

Tras este primer debut, un tanto desafortunado, Slender reúne al equipo para estudiar el segundo tramo de la copa y diseñar, con Robert, una estrategia que permita escalar posiciones en la general ahora que están a tiempo. Por desgracia, la próxima carrera es la típica en la que parece que un buen piloto puede hacer maravillas con su bólido, mientras que son las prolongadas rectas tras cada curva las que, por simple ecuación de velocidad punta, casi determinan el resultado final de sus participantes.

Lo bueno es que la velocidad punta del De Tomaso rebasa los 270 Km/h, lo que da a Robert una buena oportunidad, frente a otros contrincantes, de tomar una cierta ventaja.

–Muchachos, tenemos que mejorar los resultados para esta segunda etapa; si la cabeza se nos escapa, nuestras posibilidades se esfuman y, por desgracia, tal como están las cosas, solo nos vale quedar entre los dos primeros, menos supondría el fin del sueñecito –expone Michael–. Robert, cuidado con las maniobras límite, otro derrape mal avenido y la pifiamos. –Éste asiente cabizbajo, sabiendo que por culpa de eso ha perdido una posición en la general.

Hechas estas aclaraciones, Slender incide en la vital importancia de aprovechar cada curva del presente trayecto al máximo, para poder superar a los dos bólidos germanos a fin de situarse tras el Testarrossa de Turner.

Al día siguiente tiene lugar la segunda carrera de la V Copa Springfield, los super deportivos toman posiciones conforme a la actual clasificación del torneo. Los motores rugen con fiereza, los nervios están a flor de piel y Robert repite sin cesar en su mente:

–¡Cero errores, progresividad, cero errores, concéntrate, vamos, tú puedes!

La segunda etapa comienza, los bólidos salen disparados en una carrera desesperada por adelantar puestos en medio de una prolongada recta de varios kilómetros, los coches alcanzan velocidades extraordinarias, tanto el Lamborghini como el Testarrossa se lucen sobrepasando los 285 Km/h.

El Lotus Esprit pierde posiciones al no poder superar los 247 Km/h, quedando relegado a la sexta posición.

–Bueno, al menos no quedaremos sextos esta vez –dijo a Slender el viejo Rolf.

–Ahora, si Robert cazara tanto al Porsche como al BMW… –se dijo para sí Michael.

Llegan las dos primeras curvas, aunque Robert se pega al Porsche Turbo, detrás el Esprit aprovecha su extraordinaria aceleración lateral para pisar los talones al De Tomaso…

Por fortuna, Robert mantiene la quinta posición, tras el Porsche de Herbert, la carretera describe un trazado ligeramente curvo y con sucesivas rectas, pero pronto se sucede una cadena de chicanes entrelazadas. Tanto el BMW como el Porsche intercambian posiciones por breve tiempo, quedando de nuevo éste último atrás. Robert aguanta, airoso, el envite insidioso del Lotus de Williams.

Tras una nueva recta, donde la velocidad punta poco decisiva resulta, se suceden varias curvas cerradas y bastante peligrosas. Robert consigue pegarse a la cola del Porsche de Herbert, mientras, una vez más, el bólido de Williams se acerca peligrosamente.

Metros más adelante, una horquilla cerrada despide la hilera de curvas del presente trayecto. Robert apura al máximo, es su última oportunidad para superar al dichoso Porsche, se pega a su cola; Herbert comete un error en el derrape con el freno de mano y Robert, esquivándole, logra batirle en plena filigrana. La carrera finaliza con el De Tomaso en cuarta posición.

Slender salta de la emoción, no todo está perdido, aún hay posibilidades.

Después de este segundo tramo, la clasificación general queda como sigue:

1. Lamborghini Countach (Dino Martinelli) 18 puntos.
2. Ferrari Testarrossa (Max Turner) 18 puntos.
3. BMW-M1 (Mark Stevensson) 11 puntos.
4. Lotus Esprit Turbo (Colin Williams) 9 puntos.
5. Porsche Turbo (Phillip Herbert) 8 puntos.
6. De Tomaso Pantera (Robert Slater) 8 puntos.
7. Chevrolet Corvette (Thomas Fergusson) 3 puntos.
8. Masserati Bora (Giuseppe Neri) 3 puntos.

Tras la euforia de la primera remontada, el equipo examina el tercer tramo del torneo, a fin de aprovechar una oportunidad de oro, para escalar hasta el tercer puesto en la general. El objetivo es ambicioso pero, después de la jornada de hoy, resulta factible.

–Bueno, chicos, podría decirse que más de lo mismo para la próxima etapa, tenemos muchas rectas con curvas suaves pero muy prolongadas. Lo que significa, Robert, que tendrás que tener mucho cuidado con la trazada de las mismas para apurar al máximo, rectificando lo menos posible –explica Slender–. Además, el firme presenta varios cambios de rasante y algunos baches, habrá que ajustar la suspensión para que el niño tenga los menores problemas posibles– dirigiéndose Michael al equipo de ingenieros.

Llega el día para la tercera etapa de la V Copa Springfield, los bólidos se disponen según la clasificación en la general para tomar la salida. La prensa hace especial hincapié en los dos favoritos, el Lamborghini y el Ferrari, quedando los demás relegados a menores comentarios.

Pronto comienza la carrera. Los deportivos salen disparados en una enfurecida lucha de aceleración, tratando de escalar puestos en plena recta. Segundos después sobrevienen las primeras curvas, bastante suaves y sin dificultad aparente. Durante el primer minuto, el Lotus de Williams se ve superado por la mayoría de adversarios, incluso el Masserati de Neri le pisa los talones. Robert no consigue superar a ninguno de sus principales adversarios, persigue al Porsche Turbo, pero este se defiende extraordinariamente gracias a una superior aceleración. En la cabeza, los dos favoritos se distancian del resto, formando un duelo encarnizado por conseguir la victoria. Hacia la mitad de la etapa, los bólidos llegan a la zona de las curvas prolongadas; he aquí una oportunidad de oro para que Robert supere a algún adversario.

–¡Venga, vamos niño, tu puedes! –grita tenso Slender, esperando que ahora el muchacho dé el golpe de fortuna que acerque el equipo al podio.

Robert se pega tras el Porsche Turbo, mientras aguanta por detrás al Masserati de Neri. El firme no se halla en buenas condiciones, lo que provoca algunas pérdidas de adherencia clave; el BMW se ve superado por el Porsche, mientras Robert mantiene su posición a duras penas por una leve pero inoportuna pérdida de control. La oportunidad se esfuma, mientras los deportivos se disponen a realizar la parte final de este tramo. Tras dos rectas prolongadas, sobrevienen varias curvas cerradas donde pueden producirse los últimos adelantamientos. El BMW de Stevensson logra dar caza al Porsche de Herbert. Mientras tanto, Robert también se halla muy próximo a estos dejando atrás al Masserati. En plena sucesión de curvas, la aceleración lateral del BMW da a éste la ventaja necesaria para una última proeza in extremis, logrando arrebatar al Porsche la tercera plaza. Robert, pese a todo, no logra aventajar a ninguno de ambos.

–¡Maldita sea! ¡Ahora que podíamos haberles ganado y quedar terceros! –espeta rabioso Slender.

–No seas tan duro con el chaval, él hace lo que puede –intervinó Aagus.

–Sí, ya, pero eso no nos sirve, necesitamos ganar –insistió Michael.

–¡Eh, chavalote!, ¿es que ya se te ha olvidado lo que es este mundillo? Que estos “semiprofesionales” no son unos pardillos –cortó en seco el veterano Rolf.

continuará

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