Tras la decepción del primer día, nos cargamos las pilas y decidimos que, si buscábamos creatividad, debíamos crear el ambiente propicio. Así, antes de la sesión, llenamos el aula de cuerdas de donde colgamos los materiales que íbamos a utilizar, con lo cual facilitamos dos cosas: en primer lugar, el cambio de ambiente; en segundo, el movimiento físico, pues cada integrante del grupo debía inspeccionar a su gusto y elegir aquellos elementos que más le llamasen la atención.

ACTIVIDADES

  1. «Ejercicios de estilo».

A partir de 8 textos de Queneau, se trata de ver la diferencia entre “hechos” y literatura. Cada persona elije un texto (estos han sido previamente colgados con pinzas en una cuerda junto a otras tarjetas de poesía visual) diferenciándolo de las tarjetas de poesía por la forma del texto. A continuación lo lee para sí durante dos minutos. Luego, trata de formular los “hechos” de su texto, en voz alta para que los demás le oigan. Enseguida se supone que es el mismo texto, para a continuación darse cuenta de que son textos distintos que relatan algo muy parecido. Se pasa la tarjeta a la persona de la derecha y se comprueban las semejanzas y las diferencias.

Se trata de darse cuenta de que la literatura es algo diferente a los hechos, y que estos pueden ser contados desde multitud de perspectivas y con distintos recursos expresivos. Al final, cada persona tiene su propio punto de vista (o puntos).

Se menciona a la «OULIPO» y se muestra el libro.

  1. «Poesía visual».

Del mismo modo, se escoge una tarjeta de las que están colgadas, cada persona la que desee. Se trata de entender su significado, pero sobre todo se intentan ver las diferencias de esta forma de expresión y de la anterior. Se menciona brevemente la relación histórica entre la palabra, la grafía y la imagen (escritura decorativa árabe, miniaturas de los libros medievales…) y se llega al caligrama. A continuación, se establece alguna relación con el cómic.

  1. «Óleo y palitos».

Se presentan diferentes tipos de cómics, desde los pintados detalladamente hasta los más esquemáticos, poniendo de relieve la importancia a nivel de éxito entre público y crítica de algunos de ellos, lo que no deja de sorprender a la mayoría. Se trata de poner el énfasis en la diversidad, así como en un elemento que une a la literatura y al cómic: la NARRATIVIDAD.

  1. «Un cuento en un abanico».

Se trata de que cada uno elabore su propio cuento con elementos de los demás; cada persona escribe el nombre de una persona real en la parte superior de un folio, dobla éste hacia atrás para que no lo vean sus compañeros, y se lo pasa a la de la derecha, recibiendo el del de su izquierda. Luego cada una escribe el nombre de un personaje inventado, repitiendo el proceso de doblar y pasar; así varias veces, con varias consignas para escribir (un verbo, una acción, un CCLugar, un CCTiempo,…). Al final, se despliega el folio (que queda más o menos como un abanico) y se trata de construir una historia con los elementos que allí constan. Cada persona tendrá un folio para construir una historia. Durante un par de minutos, se elaboran y luego se leen todas en voz alta; no importa lo absurdas que queden, al contrario: lo interesante es jugar con la lógica dentro de lo inesperado.

  1. A continuación, se dan varias pistas para facilitar la narratividad visual y se les pide que realicen un cómic basado en su historia, o bien que elaboren uno a partir de su propio criterio. Lo importante son las relaciones que nos haya abierto la sesión.

  1. Finalmente, se lee una de las tarjetas de poesía visual. Se fija el día de la siguiente sesión: 18-III-2013.

3 pensamientos sobre “Año I, día 2: esta vez sí que sí

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